
Hipnotizada entre resoplidos tuyos. Aire tibio y empalagoso recorriendo mi cuello, caricias que me das con solo mirarme.
Y titubeo. Como siempre, como pelotuda. Caigo entre espirales de cuentos infantiles, siento flaquear mis rodillas y todo en mi se revuelve.
¿Qué hacés acá?
Siento una oleada de impulsos que me queman las pestañas. Estoy feliz y nerviosa y enojada y todo lo que soy capaz de sentir. Estoy y no estoy, porque me evaporé cuando sentí tu perfume rozar mi cuerpo.
Me tocas como si no hubiese pasado nada. Me tocas y siento a mis venas gritar como poseídas. Las siento gritar desde adentro, rompiendo viejos contratos que había logrado consolidar conmigo misma.
Así que no me doy vuelta y sigo caminando.
Podría haberte seguido escuchando, pero fue la vida la que me impulso a que saliera por donde había entrado ¿Qué querés que te diga? El amor es para enfermos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario