
Corro por un desierto profundo. Siento mis piernas ir y venir, en direcciones que no puedo controlar. Mis brazos se sueltan, bailando su propio ser.
Creo que por un momento volé.
Pero nunca falta esa piedra con la que tropiezas, a la mitad del camino. Menos mal que queda la otra mitad, si no, no sé qué haría en este mundo vacío.
Creo que por un momento volé.
Pero nunca falta esa piedra con la que tropiezas, a la mitad del camino. Menos mal que queda la otra mitad, si no, no sé qué haría en este mundo vacío.
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