martes, 22 de junio de 2010
Roses
Entonces saco el pañuelo bordado de
rosas
que tenía guardado en el bolsillo deshilachado de mi pantalón y me seco unas cuantas lágrimas que me caían
sin prisa
.
Doblo el pañuelo y te las seco a vos, que tiritas.
Y sonreímos, felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Entrada más reciente
Entrada antigua
Inicio
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario