
El cuerpo se curva, mis muslos ronronean contra los tuyos. No es de noche, no es de día. Estamos en una especie de alba color violeta. Un crepúsculo que nos empalaga la boca.
Mis dedos se retuercen contra esta sensación parecida a la angustia. Una soledad que se encarnece ante vos.
El amor es un subibaja. A veces no puedo dejar de estar pendiente de la caída.
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