
El ardor en la garganta la enciende. Le excita saber que lo tiene todo, y se relame los labios con sabor al último extraño que cruzo por su puerta.
No tiene envidia de nadie, y sabe que nadie tiene envidia de ella.
Esa tipa está vacía.
Y el extraño que está en su cama la ve tomar vodka como agua, la ve después, horas mas tarde, dormir profundamente, con marcas oscuras tras sus ojos, y siente una especie de asco y ternura que no termina de comprender del todo.
El extraño se va, dejándola dormir, pero no la besa en la boca como despedida.
Después de todo, ella es un agujero negro.
Tiene miedo de desaparecer dentro de ella.
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